Nosotros vinimos a sacar a nuestros seres queridos y cuenten que nos vamos con ellos. - DELIS PALACIOS -
Por cada palada de tierra que se saca y no aparece mi padre es como si se arrancara un pedacito de mi corazón. - hija de stivenson palacios -
Las exhumaciones de los cuerpos de las personas asesinadas en la masacre de Bojayá y hechos asociados se efectúan entre el 3 y 28 de mayo de 2017 en los cementerios de Riosucio, Vigía del Fuerte, Pogue y Bellavista. Además de prospecciones y reconocimientos en el sector de la Escombrera en Bellavista viejo y en la fosa común de Loma Rica. En ella participan personas sabedoras de la comunidad, integrantes del Comité y técnicos de diferentes instituciones. Con sus respectivos conocimientos, sensibilidades y significados respecto a la muerte, el territorio y la comunidad puestos en común.
Para los bojayaseños las exhumaciones se piensan como un momento ritual para el cuidado y el acompañamiento. La protección se hace mediante el trabajo espiritual y de armonización del jaibaná y de los sabios yerbateros embera, y con los rezos y alabaos de rezanderos/as, cantadoras y cuidadores/as afroatrateños/as. Los rituales buscan armonizar el territorio, apaciguar a los espíritus y proteger a familiares, población bojayaseña y al equipo en la realización de las exhumaciones. Adicionalmente, y reconociendo la diversidad de creencias, se realizan durante estos días ceremonias religiosas por parte de párrocos y hermanas católicas, el Grupo de Mujeres Artesanas Guayacán y los que incorporan la espiritualidad afro.
Durante este momento, los familiares y personas de la comunidad ejercen como testigos presenciales de las condiciones en que se encuentra a sus familiares, la manera en que se les busca, a quiénes se encuentra y a quiénes no. La exhumación es entendida como un proceso de confluencia de múltiples saberes, flexibiliza y complementa los protocolos técnico-científicos y posiciona «los estándares y protocolos de las víctimas, que también son muy altos y rigurosos», en palabras de Diana Arango, directora ejecutiva de Equitas. Esto a la vez facilita la continua consulta, participación, aporte de información de los familiares y testigos y la dedicada labor de recuperar memoria, consolar el dolor y dignificar las víctimas de la masacre.
Preparar y proteger el terreno a los espíritus y a quienes van a trabajar y estar presentes
Esta es la primera etapa de acción directa sobre el terreno. Inicialmente, Cresencio Dumaza, jaibaná, y Héctor Chami y Balbino Palacios, sabios yerbateros, emprenden un recorrido por el lugar en el que se va a llevar a cabo la exhumación. Bajo la guía espiritual del jaibaná se realiza un proceso ritual de protección para que el trabajo sea «positivo», para indicar cuándo se puede hacer y para obtener «informaciones necesarias».
Esta acción tiene que ver con las demandas de justicia y verdad de las comunidades bojayaseñas porque busca ayudar al esclarecimiento de información: «de esta manera el espíritu o el ánima de la persona pueden revelar lo que buscamos» y para que «haga el efecto en el sitio y así puedan acceder y realizar el trabajo pertinente». Por ello, los rituales de los hermanos embera y los rituales afro recreados en un presente de violencia y exhumaciones también llaman al esclarecimiento.
Ereiza Palomeque explica el sentido de esta labor de acompañamiento del dolor, y del tránsito al «otro mundo». Al respecto aclara:
Sabemos que los cantos son para nosotros como ir al otro mundo y el rezo es como todo algo espiritual […] Creemos que con el rezo se va a sentir esa persona en ese momento como en un momento de tranquilidad al llegar a la presencia del Señor.
Todos estamos pendientes
pa’ver qué es lo que va a pasar [coro]
y la duda nos asalta
pa’saber dónde están [coro]
[…]
y decir que en esta lucha
que hoy acaba de empezar
[…]
un pueblo que añora
con todas sus tradiciones [coro]
enterrar a sus hermanos
con nuestros honores [coro]
†
Encontrar, excavar y cuidar
Una vez finalizan los rituales, el equipo de antropólogos/as, topógrafo, fotógrafo y técnicos de la Fiscalía General de la Nación inicia las labores de ubicación de las fosas, remoción de materiales y excavación. Su labor, acompañada por un equipo local de sepultureros y ayudantes locales, en términos generales, consiste en «una excavación controlada por niveles hasta hallar la primera evidencia del cadáver». A partir de allí, se hace uso de herramientas pequeñas para descubrirlo completamente y llamar a las familias para que observen qué se ha encontrado.
Profesionales forenses del Equipo Técnico de Investigación de la Fiscalía General de la Nación, Equitas y familiares, cantadoras, rezanderos e integrantes del Comité, durante las exhumaciones en el cementerio de Bellavista, Vigía del Fuerte y Ríosucio. Mayo, 2017. Fotos: Comité y Jesús Duran.
En ocasiones, durante la búsqueda, se reúnen con algunos integrantes de las familias cuando pueden tener conocimiento de la ubicación del lugar donde los cuerpos fueron inhumados o las circunstancias en que lo fueron. Las personas sabedoras, los integrantes del Comité y familiares permanecen en un área reservada para ellos. Cuando se localizan los restos y se invita a los familiares a que se acerquen hay emotivas reacciones de dolor de familiares que, por lo general, es la primera vez que «encuentran» y están por fin físicamente al lado de sus seres queridos. Como dice María Pascuala Palacios, «el día que se abrieron las fosas, sentí que los estaba encontrando otra vez».
El dolor y el duelo se expresan con el cuerpo, la voz y en ocasiones mediante gritos, gemidos y desmayos. «Ay, acabaron con la vida de nosotros también», «Ay, mi muchacho. Ay, mi hijo» son algunos gritos desgarradores que se escuchan. Ante estas y otras manifestaciones de dolor, los/as funcionarios/as solicitan una vez más la autorización para proceder. Mientras tanto, las personas sabedoras están presentes «acompañando el dolor» y practicando su solidaridad, unidos, como dice Esilda María Palacios Romaña, cantadora y rezandera de Puerto Conto, por una ética común: «Las que cantaban hacían su labor de canto, y las que rezamos hacíamos la labor de rezanderas. Entonces hay una ética en común y hubo interacción», acentuando así el sentido solidario propio de las comunidades afro, como afirma el padre Sterlin Londoño.
Elizabeth Álvarez Vásquez, del Grupo de Mujeres Artesanas Guayacán, conocida como Lucero, recuerda que la labor que tiene ella y otras mujeres del grupo apoyando el Comité es de un acompañamiento espiritual, «desde los cantos espirituales que también son muy buenos para fortalecer». Por otro lado, para las funcionarias de instituciones externas a la comunidad, personas en su gran mayoría no afro y del interior de Colombia, estos modos de expresar el dolor retan su propia práctica profesional y la manera de entender el dolor, pero también son una oportunidad para aprender e intercambiar conocimientos. Paola Perafán, de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, reflexiona al respecto:
Ha sido muy importante tener una posibilidad de establecer una relación horizontal y compartir esos saberes durante todo el tiempo […] Porque si bien es cierto uno tiene unas herramientas técnicas, la realidad puede superar y, por ejemplo, pasa mucho con la comunidad de Bojayá que, o a mí me pasó que, por ejemplo, estas manifestaciones del sufrimiento a veces como son tan diferentes a las nuestras o a las que conocemos, las expresiones sí podían generar angustia, pero como ya estábamos preparados y ya se nos habían indicado, pues pudimos, digamos, como recogerlo con mayor tranquilidad, con mayor confianza.
Durante esa labor de solidaridad y acompañamiento, observan sus diferencias y comparten saberes. Observa Saulo Enrique Mosquera (q. e. p. d.)
Mientras que los técnicos también tienen un concepto muy valioso y hay que respetarlo porque lo importante de ellos es basado en el dolor, en el sentimiento de la persona, y la manera como trata de llegarle usted a esa persona que está bien dolida para tratar de, llamamos nosotros muy campesinamente, apaciguar el dolor. Y entonces ellos tienen un concepto de coger a la persona y de estarlo como masajeando y no sé qué, no sé cuándo […] y creo que a ellos también les llamó la atención, por lo menos el nombre, o lo que nosotros como sabedores en su momento tenemos claro frente a esto de los muertos; y ya la otra parte es lo que somos nosotros los adultos, que nosotros los adultos sí es alabao, rezo y todo eso.
Familiares y acompañantes esperando durante las exhumaciones en Riosucio y en el puente de Bellavista durante las exhumaciones en el cementerio.
Mayo, 2017. Fotos: Comité.
Las largas horas de espera mientras se excava y exhuma son también momentos en que se intercambia con y entre familiares y se comparten recuerdos sobre las personas que fallecieron, la vida en Bojayá o cómo viven y enfrentan la violencia en el Medio Atrato. Mientras acompaña y es testigo de la exhumación de su hija
Ubertina Martínez Guardia,Ubertina es asesinada en Napipi durante el fuego cruzado entre la armada y la guerrilla de las FARC en mayo 3 de 2002.
Cloromiro Mosquera Córdoba, comparte su testimonio sobre las condiciones en las que en el 2002 tuvo que enterrarla literalmente bajo las balas,
… el día que la vinimos a enterrarla había buena gente para venir acá a acompañarme, pero a lo último nadie vino porque como esto acá estaba … eso por el suelo y por el aire era plomo. A lo último se quedaron Anisetico, Natalio, mi persona y una sobrina y… las monjas cuando vieron que no venía nadie para acá (levanta la mano y con el dedo apunta) dijeron, “no, nosotros los vamos a acompañar” […] esas monjas después de que llegaron acá se persignaban cada segundo […] no sabían si quedarse acá o irse porque eso era plomo por todos lados. […] bueno eso era plomo por todo esto (levanta el brazo y da un giro alrededor) por ahí pasaba un avioncito y cuando temblaron unas vainas por allá, esto temblaba … de eso acá yo quede así que ya no escucho nada.
Familiares de Ubertina Martínez Guardia durante la exhumación de su cuerpo en Vigía del Fuerte. Mayo, 2017. Foto: Comité.
Al inicio del día, entre quince y veinte integrantes del Comité preparan sus labores, atentos para cumplir con el cronograma. Unas y otros se mueven en el terreno en labores logísticas. Otros están con el equipo forense siguiendo cada aspecto de la exhumación, mediando en las decisiones que haya que tomar y cuando se requiere haciendo incidencia a todos los niveles de Gobierno e instancias de coordinación mientras que otras y otros coordinan el acompañamiento. El equipo de comunicación documenta cada detalle del proceso de exhumación. Al inicio del día y al final del día graban un video anunciando las actividades y los resultados y cada uno de estos registros se convierte en un archivo vivo y de memoria histórica que nombra y honra a cada una de las personas que se exhuman y lo que se logra o no.
Siendo las cuatro de la tarde del día martes 16 de mayo del 2017, siguiendo con el cronograma de Fiscalía, en el día de hoy se exhumaron seis cuerpos correspondiendo a Kevin Yesid Garrido Rengifo, Juan Carlos Murillo Rivas, Leifer López Rengifo, Ana Eneida Rivas Palacios, Ana Yesid Rengifo Rivas y Eladio Moreno Flórez. Continuando con las actividades pasamos a la casa del señor Roberto donde se realizó la Eucaristía en el día de hoy.
(Boris Velásquez)
Después de largas jornadas de búsqueda y excavación, con frecuencia en medio de fuertes lluvias, los mosquitos que se alborotan cuando rozan el terreno y un calor agobiante, funcionarios/as de la Fiscalía verifican que hayan recuperado todos los restos óseos, prendas y objetos, hacen fotografías de cada fosa abierta y un registro sonoro de lo que se encuentra, a qué horas y a qué profundidad. Posteriormente se guardan los restos y objetos en bolsas plásticas de color rojo, se sellan con cinta gruesa y se hace un registro del nombre, lo que se encuentra, el número de fosa, sus coordenadas y la identificación. Este registro se coloca al interior de una bolsa roja con cierre hermético y se pega sobre el contenedor del cuerpo de las personas.
Pero el uso de las bolsas rojas afecta profundamente a familiares, a las personas sabedoras y a los integrantes del Comité porque contraviene las normas del ritual mortuorio. Al respecto, indica Máxima Asprilla
Era muy doloroso conseguir una persona enterrada, porque nosotros no hablamos de inhumado sino de enterrar, en una bolsa roja. Nuestra cultura por tradición se entierra con blanco. Eso nos dolía mucho.
Leyner Palacios comenta sobre este manejo y la relevancia que tiene el hecho de que las personas sabedoras capacitaran a funcionarios/as y el que el equipo de cuidadores locales y el Comité encontraran una alternativa digna,
… si nos vamos a una exhumación pues un encuentro con los muertos pues no se puede ir de rojo, el rojo espanta los muertos, las almas y entonces pues para ellos [los forenses] eso no era importante. Entonces había que desde la concepción cultural que esta gente fuera y le contara a ellos como qué mínimos de cuidado se debían tener, de hecho hubo hasta un desliz en la exhumación, cuando se empezaron a sacar los cuerpos en Bellavista. Ellos… porque el protocolo de eso indica que ellos los envuelven en unos… en unas bolsas de color rojo, eso es el estándar que son unas bolsas especiales y no sé qué, no sé cuándo, pero resulta que para nosotros ningún muerto se coloca en esas cosas. Entonces cuando salieron y la gente vio eso ahí mismito corrieron varios inmediatamente a buscar telitas blancas para ahí sobre el rojo envolverle pero para que la gente no viera… porque, o sea si usted le pone a un negro, le pone el cuerpo de su familiar con trapo rojo la mente de una vez lo transporta a que se lo está mandando al infierno.
Los cuerpos de las personas que han muerto se tratan con mucho cuidado en las prácticas mortuorias afroatrateñas. A los cuerpos se les limpia, cuida, acompaña y, muy importante, adorna, con el fin de reconocerlos como lo que son: personas. La respuesta de la comunidad cuando ven que los cuerpos estaban inhumados en bolsas y se depositarían en otras fue reparativa porque entienden que este tipo de bolsa y color permite que los restos perduren, pero como dice Saulo Enrique Mosquera (q. e. p. d.), «en nuestras costumbres, no». Rosa de las Nieves Mosquera comenta al respecto,
Entonces se tomó la determinación o la decisión de conseguir telas blancas y colocarle una cinta en forma de que quedaran como unas personas, que eso es lo que somos, vivos o muertos, y cambiar ya ese dolor de ver todos los días extraer restos y metidos en bolsas.
Imagen de familiar cargando el cuerpo de su familiar hacia las bóvedas temporales en Bellavista Nuevo. Mayo, 2017. Foto: Comité.
Una vez se termina la jornada, el antropólogo o la antropóloga, el fiscal y las profesionales de Equitas explican a los familiares lo que encuentran, en qué estado está y preguntan si tienen alguna inquietud. Estas son también ocasiones en que los familiares continúan su labor de esclarecimiento y de exigencia frente a las inconsistencias o errores en la información y ubicación de sus seres queridos.
Dificultades en la búsqueda de los cuerpos y con los medios de comunicación
Las exhumaciones se suspenden. La frustración, perplejidad y preguntas que quedan son muchas. Durante una reunión con la Fiscalía y el Comité para discutir este serio tropiezo, el Comité señala cómo los problemas resultan porque no se les ha dado acceso debido a la información. María Ángela Palma, la Chachi, joven lideresa del Comité, integrante del equipo de comunicaciones y hermana de Argenio Palma Moreno, pregunta a los/as funcionarios/as de la Fiscalía: «¿Por qué no marcaron el lugar y no le dejaron saber que ahí estaba mi hermano para que no construyeran una bóveda encima?». Esta labor de interpelación, reclamo e incidencia del Comité tiene lugar a lo largo de todo el proceso.
Previo al inicio de las exhumaciones, la Asamblea de Familiares de Bojayá toma la decisión de no permitir medios de comunicación durante la exhumación. En un comunicado el Comité (17 de mayo del 2017) explica la decisión
Hacer nuestro duelo, como víctimas de Bojayá, implica momentos de intimidad, pues el poder llorar, cantar y rezar a nuestros mártires es un derecho que nos deben respetar, pues no nos imaginamos vivir este momento en medio de cámaras en nuestra nuca.
Pero esta solicitud no es aceptada por unas periodistas que llegan a Bojayá pero salen del pueblo «con las manos vacías». A los pocos días publican un artículo en el que acusan a los líderes y lideresas del Comité de imponer un veto a la prensa y de censurar y obstaculizar el derecho a la información. El Comité se ve obligado a delegar a algunos de sus integrantes para hacer una rueda de prensa en Bogotá. El impacto de la acción de periodistas ajenos a la región es enorme sobre las personas bojayaseñas que ya se encontraban viviendo un momento de enorme dolor.
Entonces ese momento se rompe, porque hubo esa interferencia, o sea nos rompieron el ritual […] en la historia lo cargará, porque esas ánimas lo que hicieron fue quitarse porque… o sea hubo una interrupción muy fuerte, al menos hubo un momento muy irrespetuoso. Y lo otro es que algunas víctimas nos habían dicho al Comité que aceptaban la exhumación, pero también con una condición, que no estuvieran medios de comunicación porque no querían que los huesos de su familiar se los fotografiaran, entonces teníamos nosotros una obligación como Comité de garantizarle a esas víctimas eso.
- Leyner Palacios -
… no entendían que nosotros somos una cultura, antes de ser víctimas pertenecemos a una etnia […] Para nosotros nunca enterrar a alguien con medios de comunicación, eso no es tradición nuestra y por eso nosotros pedimos que eso sea respetado. Sin embargo, en el interior del país la cultura es distinta y por eso no nos entienden.
- Juan de Dios Rentería -
“.. Por eso nos ven hoy de blanco porque Bojayá hoy está de luto.”
Rueda de prensa sobre las exhumaciones, Bogotá, Mayo 22 de 2017”
Llevar con cantos a las personas muertas
Una vez que cada cuerpo se acondiciona con una tela blanca y con una cinta color violeta, una procesión camina lentamente hacia las bóvedas temporales. Van las personas que llevan los cuerpos –familiares y algunas veces funcionarios/as–, seguidos por cantadoras y
rezanderos/as Personas que tienen por oficio rezar por los muertos durante los rituales mortuorios.
que, como explica Apulia Peñalosa, «los llevábamos donde era que los iban a colocar, los llevábamos con cantos». También acompañan familiares, personas de la comunidad y religiosos.
Imágenes de procesión de familiares cargando los cuerpos de sus familiares víctimas hacia las bóvedas temporales. Bellavista nuevo. Mayo, 2017. Foto: Comité.
En las imágenes se aprecian a niños, niñas y personas adultas con letreros de los nombres de las víctimas y al lado de las bóvedas temporales durante los rituales de acompañamiento, rezo y canto para las personas exhumadas que se realizan al final del día. Al fondo el telón «Nuestras víctimas, 2 de mayo 2002, Bellavista, Bojayá, Chocó» y el Cristo Mutilado. Fotos: Comité.
Los rituales de protección, los rezos y cantos al inicio del día, durante la procesión y en las bóvedas temporales y los oficios católicos hacen parte los rituales de duelo y conmemoración con los que se inicia –en un trayecto que irá hasta el velorio y entierro final– el reconocimiento y se les da un lugar propio a las personas muertas como ancestros.
… eso era una desconfianza, ¡no! “esa gente se lleva esos cuerpos, ¡ve!”, “se hacen los hundidos”, así decía la gente, “¡ve! Ese helicóptero a ver, eso botan esos cuerpos quién sabe por qué montaña.
Esta desconfianza aumenta el día 20 de mayo cuando se tenía programado el primer transporte a Medellín de los cuerpos de las personas que habían sido exhumadas. Con cantos de alabaos y rezos los cuerpos se sacan de las bóvedas temporales. En la oscuridad de la noche, los alabaos que ponen Oneida Orejuela y Ereiza Palomeque preparan a los cuerpos y los familiares para la partida:
Y acompáñame a mi viaje Bella Virgen del Socorro
†
Mientras los rituales de rezos y los alabaos para preparar a los cuerpos y los familiares para la partida el 20 de mayo, Rosa de las Nieves Mosquera compone unos versos especiales para este momento, y bajo la luz de solo un celular pone el canto
Ya los vamos a sacar
para más tranquilidad
y lo único que queremos
es su identificación
que todita su familia
pueda decir «aquí está»
†
Familiares, rezanderas, rezanderos (en el centro Saulo Mosquera q.e.p.d) y cantadoras a la espera del primer transporte a Medellín de los cuerpos de las personas exhumadas. Bellavista nuevo. Mayo, 2017. Foto: Comité.
Pero cuando terminan los cantos y rezos, el helicóptero del Ejército no llega. Después de una larga espera en la oscuridad, José de la Cruz Valencia informa decepcionado que el helicóptero no llegará. Los sepultureros y voluntarios tienen que nuevamente emprender el trabajo de disponerlos en las bóvedas temporales. A la tristeza se suma una nueva decepción. José de la Cruz Valencia agrega
La gente tenía esa desconfianza que los cuerpos se movieran así solos… Había que custodiar un poco los cuerpos en el trayecto, porque la gente decía, “no, así como han incumplido con la llegada ahorita y con todo lo que ha pasado con las fuerzas militares, se corre inclusive el riesgo de que quién sabe si por ahí en el aire puedan tirar los cuerpos allá”.
El día en que se transportan los cuerpos a Medellín, los sepultureros de Bojayá, Domingo Chalá y Arnobio Achin, y otras personas de la comunidad los sacan nuevamente de las bóvedas temporales acompañándolos con los rezos y cantos de rezanderos/as y cantadoras. Ereiza Palomeque pone el canto,
Adiós, padre, adiós, madre,
adiós, hijos, que me voy
me llevan pa’tierra ajena,
yo no sé pa’dónde voy
†
Familiares llevan en procesión los cuerpos de sus familiares hacia el helicóptero que los llevará a Medellín. Mayo, 2017, Bellavista Nuevo. Foto: Comité.
En las dos ocasiones en las que transportan los cuerpos a Medellín, una larga procesión de personas acompaña y les lleva de las bóvedas temporales al helicóptero. Este es otro momento en que familiares e integrantes del Comité se posicionan como testigos de que cada uno de los cuerpos han sido depositados en el helicóptero bajo la mirada atenta y supervisión del embalaje y rotulado por un delegado del Comité Internacional de la Cruz Roja. Rosa de las Nieves Mosquera, decide la comunidad, los acompañará en el helicóptero para garantizar y dar testimonio de que lleguen a Medellín y que allí bajo la inspección de otro delegado de la Cruz Roja los reciba el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Con su llegada a Medellín, la fase de identificación, individualización y reconstrucción de historias de vida inicia.
La materialización de los procedimientos de exhumación, identificación, individualización, entrega y entierro final que tienen lugar entre el 2017 y el 2019 es resultado de este largo recorrido que las comunidades afros e indígenas de Bojayá y del Medio Atrato chocoano hemos emprendido para reclamar y garantizar nuestros derechos a la verdad, al duelo, al ritual y al entierro digno de nuestros seres queridos, y contra la impunidad que permanece frente a las violaciones y atrocidades cometidas en el territorio.
Identificar e individualizar:
«Nosotros apenas vamos a conocer la verdad»: estableciendo la identidad irrefutable de las víctimas.