Los muertos de Bojayá son nuestros muertos

EXHUMAR, IDENTIFICAR, ENTERRAR Y ACOMPAÑAR EN BOJAYÁ, CHOCÓ

Los muertos de Bojayá son nuestros muertos

EXHUMAR, IDENTIFICAR, ENTERRAR Y ACOMPAÑAR EN BOJAYÁ, CHOCÓ

» Contar desde adentro:
propósito y perspectiva de la sistematización
» Un recorrido desde la masacre
hasta el entierro final
Líneas del tiempo: antecedentes del proceso y de la exhumación
» Sentidos de la muerte

» Estrategias: ¿Cómo se hizo?

Características del proceso Guías, lideres y acompañantes

» Los momentos del proceso

Exhumar Identificar Enterrar Acompañar Rencuentros reparadores
» Sentidos del proceso y aprendizajes

Los muertos de Bojayá son nuestros muertos

EXHUMAR, IDENTIFICAR, ENTERRAR Y ACOMPAÑAR EN BOJAYÁ, CHOCÓ

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Estrategias:
¿cómo se hizo?


Principios y características del proceso

Desde que el Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá inicia el recorrido para exigir la exhumación e identificación de las personas víctimas de la masacre de Bojayá, se trabaja a partir de maneras de ver el mundo, la vida y la muerte que aseguran la integralidad ética, cultural y política del proceso. Estos principios y el acompañamiento de las personas sabedoras orientan el qué hacer y el cómo hacerlo, las decisiones que tomamos, el tipo de interlocución y manera de relacionarnos con las instituciones y acompañantes en este proceso. Los principios y la descripción de las características del proceso que presentamos resultan del análisis cuidadoso y la reflexión sobre el proceso seguido y sus características entre los integrantes del Comité y las personas sabedoras.

Autonomía

El proceso se caracteriza por la autonomía que ejerce Bojayá como pueblo negro e indígena en la exigencia de su derecho a la verdad, en la organización y toma de decisiones sobre cada uno de los aspectos forenses, participativos, rituales y de acompañamiento del duelo. Como lo expresa Delis Palacios, lideresa e integrante del Comité, este ejercicio de autonomía se entiende como un campo de acción política trascendente y de revitalización del tejido étnico y cultural

… este proceso también nos ha permitido reflexionar en torno a esa etnicidad, a esa autonomía, a esa identidad, a ese traer, rescatar todo ese proceso cultural y esa herencia que nos dejaron los ancestros. Toda esa riqueza no dejarla allí y seguirla fortaleciendo.

La constitución de la Asamblea de Familiares de Bojayá como eje transversal del proceso e instancia máxima de toma de decisiones enlaza el principio de autonomía con un modo de operar desde lo comunitario y bajo la mediación del Comité.

Esclarecimiento de la verdad

Los hechos de violencia y desaparición asociados con la masacre de Bojayá, las numerosas inconsistencias y errores en la manera como se inhumaron a las víctimas en ese año, dejan a sobrevivientes y familiares con serias dudas sobre el tratamiento de los cuerpos de sus familiares y su identidad. Por ello este proceso se concibe como un proyecto de «búsqueda de la verdad» (Leyner Palacios) para el esclarecimiento histórico y contra la impunidad. Matías Moreno, uno de los familiares, lo explica:

con eso de la exhumación hemos logrado mucho porque hemos logrado saber la verdad, de a qué persona corresponde este hueso y este otro, para tener la familia tranquilidad de recibir el cuerpo real de su familiar.

Incidencia y articulación entre diversos líderes, lideresas, organizaciones e instituciones

Este es un proceso que reúne a muchos participantes y que exige el trabajo articulado entre numerosas entidades internacionales, nacionales, territoriales y de la sociedad civil. El proceso activa la coordinación y una amplia red de relaciones entre el Comité, la asamblea, las familias, las instituciones del Estado, las organizaciones comunitarias, las organizaciones no gubernamentales y religiosas, la academia y la cooperación internacional. «Bojayá –dice Paola Perafán, de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas– permite sentar en la misma mesa tanto a entidades [del Estado], organizaciones como Equitas y de cooperación internacional».

Dicha articulación, pocas veces vista en el país, facilita la presencia de integrantes del Comité en las mesas de negociaciones durante los acuerdos de paz en La Habana, su participación también inédita en las mesas técnicas en las que se discuten los alcances en la identificación Proceso mediante el cual se establece la identidad de un individuo u objeto. Es un proceso técnico-científico que evalúa un conjunto de variables que individualizan a una persona y la diferencian de las demás, para ello se acude a características físicas, psíquicas y a aspectos socioculturales. Identificar es comparar y equivale a adelantar un proceso técnico-científico de comparación entre dos o más conjuntos de variables (Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2016). e individualización En antropología y odontología es el proceso mediante el cual se busca establecer la relación anatómica entre estructuras óseas de un cadáver o en un conjunto de segmentos anatómicos mezclados de varios cadáveres. El proceso puede ser respaldado por análisis genéticos para determinar la relación de uniprocedencia –si pertenece a un mismo individuo–. En medicina es el conjunto de rasgos específicos que diferencian una persona de otra, como señales particulares, entre otras (Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2016). de los restos, la consulta y toma de decisiones en los encuentros de la Asamblea de Familiares de Bojayá y la concertación e incidencia constante frente a los programas y políticas de reparación y memoria. El Comité actúa como intermediario entre la Asamblea de Familiares de Bojayá y el conjunto de instituciones e instancias de negociación y concibe su papel y al proceso como de incidencia política y de interpelación constante a las instituciones sobre sus compromisos y responsabilidades.

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Asambleas de familiares en Bellavista y Quibdó, 2016 y en Bellavista, 2019. Fotos: Comité.

Lugar de encuentro y acompañamiento

En el proceso se encuentran muchas personas: tanto las vivas –familiares, personas sabedoras, líderes y lideresas de la región, el río–, como quienes fallecen en la masacre y en los hechos asociados. La exhumación, identificación, entrega y entierro se hacen desde la norma cultural del acompañamiento de los dolientes, en las palabras de Ereiza Palomeque «unirnos al dolor de esa persona, porque creemos que esa persona está en un momento de dolor muy duro y necesita acompañamiento». Estos son además momentos para la transmisión intergeneracional de conocimientos:

Ver que los jóvenes y las personas mayores y adultas los conocimientos enlazan. Que en ese preciso momento que estábamos nosotros en la fase de exhumación llegaba un mayor y se acercaba a un niño y ese niño lo entendía.

- Máxima Asprilla Palomeque, integrante del Comité y cantadora -

Reafirmación del conocimiento afro e indígena y coconstrucción de conocimiento con las ciencias forenses

A diferencia de como fueron hechas las exhumaciones e inhumaciones en el 2002 y el 2004 por parte de las entidades responsables, entre el 2017 y el 2019 es el saber ancestral el que guía el proceso. De esta manera se busca equilibrar procedimientos forenses estandarizados, con los conocimientos, memoria oral y prácticas de las comunidades negras e indígenas sobre la muerte, el cuidado adecuado de las personas muertas y sus cuerpos y el reconocimiento del territorio. El Comité propone para este fin la integración, como guías, de los guardianes del conocimiento tradicional –las personas sabedoras– en todos los pasos del proceso forense. «Se buscó –explica Rosa Palacios Asprilla, cuidadora e integrante del Grupo de Mujeres Artesanas Guayacán y del Comité– esa articulación del saber ancestral con el saber que, pues, como se dice, tienen los psicólogos o el técnico». José de la Cruz Valencia explica a su vez que

Vale la pena reconocer todos esos aportes valiosos que se pueden adquirir en la academia, las experticias que se generan en esa formación occidental, pero creo que también vale la pena reconocer esas capacidades instaladas que han convivido con nosotros por siempre en el territorio. Y el gran éxito de todo este proceso ha sido la combinación de ambas.

Hay unos principios éticos y culturales desde los que se construye el modelo comunitario de exhumación, identificación, entierro y acompañamiento. Los principios y sus estrategias son:



La comunidad y las familias son las protagonistas

Este principio y el de la autonomía comunitaria se materializan en la conformación de la Asamblea de Familiares de Bojayá como instancia de organización y toma de decisiones. Asimismo, es bajo este principio que se incorpora y reactiva «lo familiar» como manera de actuar. «Somos familia», para asumir los deberes y deudas que se tienen con los muertos, con los sobrevivientes, la comunidad y el proceso de paz en Colombia. Juan de Dios Rentería explica esta manera de actuar desde lo familiar

Porque en Bojayá cuando se muere alguien, así no sea un hermano de uno, uno lo ve como un familiar, por la misma cultura, por las mismas tradiciones, por esa forma que siempre hemos vivido. Entonces acá no se diferencia si el uno es familia o no, sino que es la misma costumbre que todo un tiempo nosotros practicamos acá.

El conocimiento y legado de los ancestros orientan el proceso

Al tomar la decisión de exhumar los restos de sus seres queridos, las comunidades bojayaseñas dejan clara su exigencia de que había que «hacer las cosas bien» (José de la Cruz Valencia) y de manera respetuosa. Por ello apenas se hace viable la exhumación de las víctimas de Bojayá se conforma un grupo de personas sabedoras que, como dice Delmiro Palacios (q. e. p. d.), asumen «esa gran responsabilidad del acompañamiento espiritual».

Ellas y ellos asesoran y participan en el diseño de cada uno de los componentes del proceso y de manera inédita en el país capacitan a los/as profesionales forenses y psicosociales sobre las maneras de entender la muerte y relacionarse con las personas muertas de acuerdo a su edad y forma de fallecimiento. El proceso además reúne y pone en diálogo los conocimientos y rituales de cuidado y protección de vivos y muertos de los pueblos negros e indígenas de la región.



La exhumación, identificación y entierro son momentos rituales de acompañamiento a las personas muertas y a sus dolientes

Cada momento de este proceso se piensa y realiza como ritual y por ello cada actividad relacionada con los momentos del proceso se acompaña de acuerdo al sistema ritual afrochocoano y la incorporación de la mortuoria afro con sus normas de acompañamiento, solidaridad y familiaridad (De la Torre, 2005). DE LA TORRE, L. 2005. Territoire: appropriation et rapports sociaux chez les afrocolombiens. [Tesis de doctorado, Université Paris 8, Vincennes-Saint-Denis]. Este sistema ritual se pone en marcha con el fin de proteger a los vivos y el territorio, «acompañar a los dolientes», facilitar el descanso de vivos y muertos y el tránsito adecuado entre territorios y mundos.

Reconocer la fuerza vital de los muertos y sus exigencias

La relación entre las personas, para los afrochocoanos, continúa después de su muerte y la fuerza vital de las personas muertas se siente y hace presente en sueños, objetos o sentimientos. Delmiro Palacios (q. e. p. d.), explica esta presencia para los embera,

Allá en ese mundo de la espiritualidad, allá están ellos, normal a como estamos nosotros, es una familia más, todo lo que, inclusive el lugar, donde estamos ellos escuchan lo que estamos hablando, el espíritu de un muerto existe para nosotros, para nosotros los embera existe a como los seres humanos.

Este reconocimiento de que los muertos son intermediarios –personas– y tienen una fuerza que afecta a los vivos y su territorio es uno de los principios que orienta la manera como se concibe e implementa todo el proceso. «Porque –nos dice Máxima Asprilla– los muertos en Bojayá hablan y hablan a través de las voces nuestras. Ellos nos han dado la fuerza para que hablemos por ellos».

Proceso de construcción paulatina de confianza y credibilidad

Las personas bojayaseñas toman la decisión de manera colectiva de emprender la exhumación de sus muertos, pero inician el proceso con una profunda desconfianza frente a las instituciones y las personas de fuera de la región. Construir credibilidad y confianza en el proceso es una tarea ardua para el Comité, las personas sabedoras y las mismas instituciones. Desde el punto de vista de los integrantes del Comité este es un trabajo de hilar delgado que se construye diariamente con las familias y que exige «coherencia entre lo que uno hace y lo que uno dice» y el ser «guardianes de la palabra». Es decir, que los acuerdos en las reuniones de la asamblea se cumplan.

El Comité es consciente de que la exhumación, identificación, individualización, entrega y entierro que se lleva a cabo entre el 2017 y 2019 no tiene precedentes en el país. Esta es la primera vez que se adelanta un proceso de la magnitud y complejidad como el que se hace en Bojayá, 15 años después de ocurridos los hechos y para la búsqueda, exhumación e identificación de las 102 personas que fallecen en la masacre de Bojayá y hechos asociados. Su singularidad también lo es por la autonomía para la búsqueda de verdad y alivio del dolor con que se adelanta y su sustento en una metodología de intercambio y aplicación de los conocimientos ancestrales de los pueblos afrochocoanos y emberas y los conocimientos científicos forenses. Los principios y características del proceso que hemos compartido son testamento a esta visión e ideas fundamentales que informan el proceso por parte de los pueblos afros e indígenas del Medio Atrato.

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Los muertos de Bojayá son nuestros muertos

EXHUMAR, IDENTIFICAR, ENTERRAR Y ACOMPAÑAR EN BOJAYÁ, CHOCÓ

Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá en colaboración con Pilar Riaño (UBC), Natalia Quiceno (Universidad de Antioquia) y Camila Orjuela (Investigadora independiente). Con el apoyo del Instituto Peter Wall de Estudios Avanzados de la Universidad de la Columbia Británica, Canadá y el Colectivo Internacional Memoria Transformativa.

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© Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá, Mayo 2021.